El círculo es la
figura geométrica más perfecta. Solo la Madre Naturaleza
puede comprender su sublime forma porque se compone de miles de ellos, de
bucles interminables de vida. Esta unión de esferas no siempre es perfecta pues
en ocasiones algo falla y se desvanece o se enturbia, es imprevisible.
Este
conjunto es mi vida temporal e interna. Este color es la unión de todos
aquellos con los que me identifico.
Lo
interpretado es lo vivido, lo indefinido
es el futuro que no alcanzo a adivinar.
En lo ocurrido están mis huellas de error y mis huellas de acierto, las de indecisión y desconcierto.
La Esencia es aquello que te hace único ante el mundo, aquel
conjunto inmutable que solo el poseedor tiene y que nadie podrá quitarle.
En lo ocurrido están mis huellas de error y mis huellas de acierto, las de indecisión y desconcierto.
Lo
venidero muestra caminos nublados y caminos con atisbos de luz que son los que
motivan la existencia de todo ser.
Por
último la ruptura del lienzo. Una marca de bordes imperfectos, rompedora del
orden y armonía: cautivadora del espectador. Ella marco mi existencia desde la
niñez y no merecía un lugar menos digno, menos importante.
Somos
acto y consecuencia, somos circunstancias. El camino te marca por los
obstáculos y el tiempo no pasa en vano
que tiene como resultado La Esencia.
Elisa María
Jiménez González, Planetesimales, 2012.
Óleo sobre tela, 46 x 38 cm
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