Un Dios



Sol de rayos de colores, de espasmos rayados. 
Ojos de cristal y sonrisa mohosa.


Ojeras de antigüedad, marcas de prisioneros te rodean. 
Ondulaciones y rectas pueblan tu halo de luz.
Tus pupilas roban la vida de los seres inocentes pero
tu diablo interno los hace vivir intensamente.
El pasado oculto en la improbabilidad del tiempo
se apodera de tu misticismo
volviéndolo impasible ante el parpadeo del ser humano.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos...