Adiós, adiós, el mañana llega
y por muchas despedidas que pronuncie... nunca te marchas.
Descoseme el alma, agujereame, cierra las cremalleras que recorren mis labios, escondeme de la lluvia, crubreme con tu manto.
Solo pido, solo pido una razón ¿porqué me abandonaste? solo quiero gritarle al mundo mi dolor, decirle que me mire dentro, para que entienda mi dolor.
Dejame ser solo para mi, no me claves más estacas que la sangre no me corre...
Quisiera ponerme una venda en los ojos para no verte marchar ¡ni volverme loca! para no crecer en esta soledad.
Dueña de mi, dueña de ti en mi, de tus te amo, dueña de tus besos, de tus poros, de tus manos.
Perdí eso por lo que aposte fuerte y ahora estoy partida en dos, no puedo levantar murallas ni cruzar ríos. Siento frío, ven por mí, aquí, comete el mundo conmigo, apresame en la mazmorra de tu cabeza y nunca me liberes, si lo haces yo te esperaré como hago ahora, en mi tímpano sin derechos de autor.
Llueve el mundo a mi paso, yo me empapo de canciones tristes, de tu estela vacía.
Ahora soy la noche que habita en tu subsconsciente, déjame salir y seré crepúsculo, seré día. Te irradiare de mil besos.
Te colmare del universo, de mis noches a ciegas, de mi sonrisa de niña consumada por la derrota y con el fuego de mis venas.