Fecha y daño



Vivimos en las mentiras enjauladas por sonrisas,
empleamos conexiones rotas
que a veces creaban cortocircuitos
y producían magia.

~

Eramos ficción inconexa,
larga y duradera.
Meses dubitativos sin puerto,
y decido acabar con todo,
sin seguridad ni beneficio
atesorando dolores por tu sola presencia, que ya no es sola, ni es mía.

Ver tu fortuna, aquella que fui incapaz de conseguir, me hace vislumbrar un sentido distinto. Necesitabas esa revolución, ese impulso para crecer.

Las fechas avanzan innegablemente y todavía puedo sentirme en ocasiones herida y traicionada, fracasada y poca cosa.
Intento ver un atisbo de luz en nosotros y pocas veces lo consigo, a menos que mire alguna foto y se me caiga el mundo encima al mirarte a los ojos, o al mirarnos.
Duele, no se como descargarlo, quitarlo y soltarlo.
Estoy rota.
Pienso en volver contigo, luego que ya no me quieres (sé que es cierto) y luego impotente porque no se como hacer algo, y en el caso de saber no quiero.
Ya no siento tu orgullo, ni tus ganas, ni tus sueños.

Nos esfumamos como las cenizas con el viento,
el declive del parpadeo que ya no nos lleva a ningún lado.
Nos dejamos morir y nos enterramos, separados, para que las malvas no se juntaran siquiera.
Te sigo viendo a lo lejos y observo entre la tierra  como los gusanos te comen, aunque no quiera.

Dejamos pasar el tiempo entre idioteces sin fundamento
e impulsos olvidados.
Ahora recuerdo los millones de domingos anclados,
las tardes dormidas,
los planes cancelados
y las miradas marchitas de incomprensión.
Ahora veo la hoguera a la que íbamos sin freno.

Las soluciones también se borraron, las luchas terminaron.
La felicidad se ha encargado de ponernos en nuestro lado.




Te escucho con el miedo de la realidad que hace trizas la mía. Deseo que desaparezcas pero tu terciopelo y tus brasas me acompañan y me hacen sentirme una hoja contra el viento, surge el pánico a mi alrededor, me vuelvo frígida y sensible, los pasados arrastran.

Estoy, estaba, estabas.
Hoy, antes, atrás.
¿Ahora?

No puedo.


Golden Leaves - Brad Kunkle



Los girasoles muertos solo escriben una vez al año
mariposas encontradas y
lirios desgastados.

Un fallo, el equilibrio
el desierto del designio
un acierto, me confundo
el desliz se hizo trama.

Derroche de energía aúrea
disculpas, revistas,
esto es otra era.

Ya no duermo mientras existo
solo describo los grises, los blancos
ya dejó la negrura su manto.

Que la muerte me critique
que se apiade del delirio
un sueño, la reliquia del tiempo desvastado.

Iluminado,
realizado,
Encontrado.

Voz


Mi voz desaparece por momentos
se ahoga en mi garganta
y se niega a salir,
si fuera por ella llevaría días dormida.

Ha perdido fuerza, potencia y ganas
no quiere luchar ni desperdiciarse si no merece la pena
ya sabe que no es valiosa pero solo se tiene a sí misma
y si desaparece, lo haremos las dos.

Me duele la garganta, me aprietan las formas
y el sacrificio.
La cabrona solo quiere beber, eliminar lo rasposo que haya en ella
y no romperse, aunque yo le pida que lo haga.


¿Merece la pena o necesitamos un cambio?

Cambio de estilo, colocación
y hábitos.

Detrimento


Me desintegro en grises
de desdicha y comienzos.

La piedra caliza se rompe por momentos,
solo los fósiles del tiempo consiguen homogeneizar su superficie,
la realidad se distorsiona y enmudece.

Me confunde la incertidumbre,
el río y el lago
que llevan consigo cascadas de precipicios,
vivos y muertos,
solitarios y acompañados,
con fluidez permisiva hacia el instinto de ningún lado.



Miranda (The Tempest) - John William Waterhouse