Los bailarines de la corte esperpéntica



Bailemos.
Baila, baila conmigo, rózame con suavidad la palma de las manos, envuélveme en tus carreras y giros, haz que vibre el universo contigo.
Embriágame de la solemne promesa llamada eternidad, exprésame con tu cuerpo el reclamo de la lluvia, las nubes y los días grises. Dime que lo olvide todo, que escape a ese tardío refugio donde solo puedo ser yo.
Paseas de puntillas hacía mí, paciente, con la elegancia digna de los sauces llorones acariciados por el viento.
Tornaste a la oscuridad más enfermiza, la coloque en un altar que nunca deje de alabar, lo señale como una vía accidental. Después, te la regale en forma de versos impregnados de ti, de tu copiosa vida.
Te dibuje un mapa para que me mostraras las soledades que te achicharran y ese sentido existencial que te domina, por querer ser participe de tu desdicha.


https://www.youtube.com/watch?v=BrCxYOc1tfE&list=UUGUFQkggEDbkF950hLc5K8Q&index=3

Cómo cruzar un río, Paula Bonet.


"Para cruzar un río sin que nadie salga malherido ni se produzca una catástrofe no valen las prisas ni las líneas rectas.

Uno se tiene que adentrar en él poco a poco, siguiendo su cauce hasta llegar aproximadamente al centro. Desde esa posición, hay que girar el volante en sentido opuesto al de las aguas y, lentamente, avanzar hasta la otra orilla dibujando una uve.

S. me atravesó sin desviar su rumbo, rápidamente, partiéndome en dos, seccionándome con un corte limpio. El recuerdo de los meses que pasamos juntos se borró con la misma velocidad, pero no su nombre ni el rastro que dejó en el suelo: una herida horizontal a unos quince centímetros de mi barbilla.

Ya han pasado unos años desde aquella catástrofe y poco a poco me he acostumbrado al aroma dulce, al silencio cómodo y a las uves lentas que F. empezó a dibujarme en el pecho. Las escribía pacientemente con sus dedos, encima de la línea roja que encontraba cada vez que me quitaba la camiseta.

Ignoro si F. quería atravesarme como se cruza un río y desaparecer de mi vida después del chapuzón revitalizante una vez se hubiera secado al sol. No sería raro, no habría nada que yo hubiera podido reprocharle, no tendría nada para echarle en cara si él lo hubiera hecho, porque la noche que decidimos vernos por primera vez poco sabíamos el uno del otro.

"


Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, Paula Bonet.

Edén


Hermoso manantial de colores
Hojas de agua, púas de lluvia
Peces de olores, aire de espuma
Humedad consumida en las raíces del mundo,
Sentidos vivos sin descanso perdido
Cantos de pájaros cargados de musas
Rocas verdes,
escaleras serpenteantes.

Iracundo viento que meces mis andares,
te siento, te pertenezco.
Empújame por las laderas de tu volcán
Hazme ser río, lago, arroyo
Gaviota que surca tu bóveda celeste.

El amanecer del horizonte del mar.

Jardín Canario - Ricardo Sanchéz

Observando ballenas en Húsavík por Paula Bonet


"Abro el grifo y, mientras empieza a salir el agua que se llevará toda esta sal, me quito las cangrejeras blancas y entro en la ducha. Miro hacia abajo y encuentro, justo al lado de mis pies, un garabato de líneas negras que el agua ha dibujado usando unos pelos que no son los míos y que supuestamente no deberían estar en esta ducha.

No puedo apartar la vista de la maraña de hilos. Observo con atención cómo el agua duda y rectifica las líneas del dibujo, y sé que lo que estoy viendo me parecería una metáfora preciosa siempre y cuando esos cabellos no fueran de la extraña que, ahora mismo, en mi cabeza, se ha convertido en la mujer morena más inteligente y más guapa de toda la tierra.

Miro hacia arriba y veo cómo sale el agua y me golpea suavemente la cara. Vuelvo a mirar hacia abajo y, ahora, unas líneas rojas salpican la maraña negra. La mujer morena y yo acabamos de hacer uno de esos pactos de sangre que hacen los adolescentes, solo que nosotras nos conformamos con derramar ADN fundido con queratina.

Ninguna de las dos lo sabe aún, pero tanto ella como yo estamos a punto de desaparecer de la vida de P. con la misma velocidad con la que el desagüe acaba de tragarse el dibujo que hemos hecho juntas."


Que hacer cuando en la pantalla aparece The End, Paula Bonet.

Confesión

A ti no puedo mentirte, mi escarchada flor,
y he de confesarte que cuando él me besa nada se puede comparar

a esa felicidad inmensa,                                                     
a la curva de su labio superior, ni a su color.

A sus andares que acompañan vendavales,
a la libertad,
a su murmullo en cascada de palabras
y a su melodía silenciosa.

Nada, absolutamente nada
puede competir con sus sonrisas,
con su melena posada en mi piel,
ni con la intensidad de su presencia.  

Adoro cada uno de los dedos de su mano izquierda,
sus pasiones históricas,
el entusiasmo de su almohada
y su miedo a nada.

Y he de contarte, que hago míos los instantes
en los que me veo reflejada en la profundidad de sus ojos
y su brillo me atraviesa, me aprisiona,
en el calor de las noches a ciegas.

Tengo que confesarte, que han sido muchos fantasmas mis tormentos,
que me ha dado un vuelco el universo
y que el vacío me ha abandonado
imprimiéndome un nuevo giro de acontecimientos.

Por eso te pregunto
mi escarchada flor,
¿lo anulo o lo alimento?

Por si me sorprendes

En este instante, la indiferencia puede conmigo
ninguna de mis pasiones es capaz de aplacar mi incesante deseo
y aunque sé que no es posible, no puedo detener a mis pensamientos.

En este instante, me sobra todo y me falta un todo,
sus ojos, su risa, su voz, su tacto
y aunque sé que no es posible, no puedo evitar pensarlo.

En este instante, me olvido de nuestras diferencias porque solo te quiero conmigo,
no importa que hayas dicho, que no hayas dicho si las llamas me queman
y aunque sé que no es posible, no puedo dejar de desear que tú fueras ellas.

En este instante, deseo que sea mañana
aún sabiendo que no sea mañana cuando te vea, estaré más cerca de verte
y aunque sé que no es posible, no puedo evitar dejar el hueco de la cama por si me sorprendes.

En este mismo instante, me encantaría que existieran los teletransportadores,
en este mismo instante, pulula por mi cabeza un "no se que haré esta noche si no te tengo de almohada" y aunque sé que será posible tarde o temprano, se me hace insoportable la espera sí mis labios no dejan que los engañe con promesas viajeras.

Juan Francisco Casas

Loreley



Siempre inspiras mi mano
escucho tus notas y todo se vuelve océano  
me liberas del mal,
me llamas al amor,
atractivo dolor
¡maravillosa tortura!

Su baile me roza los dedos,
me encoje en la nieve
rodeada por cuervos
y mi labio inferior se despliega
en un giro titubeante.
El tul de sus ojos me encierra
entre el sonido del trote,
un caballo, una fiera
que acompaña mi desliz
sobre su rostro
y me muestra un todo;
un camino a ciegas
con su velo en mis piernas.

Saltos y coronas de flores.
Siluetas.

Loreley - William Waterhouse

























https://www.youtube.com/watch?v=19sFVhPsKRI

Estrella fugaz

Adiós, adiós, el mañana llega
y por muchas despedidas que pronuncie... nunca te marchas.
Descoseme el alma, agujereame, cierra las cremalleras que recorren mis labios, escondeme de la lluvia, crubreme con tu manto.
Solo pido, solo pido una razón ¿porqué me abandonaste? solo quiero gritarle al mundo mi dolor, decirle que me mire dentro, para que entienda mi dolor.
Dejame ser solo para mi, no me claves más estacas que la sangre no me corre...
Quisiera ponerme una venda en los ojos para no verte marchar ¡ni volverme loca! para no crecer en esta soledad.
Dueña de mi, dueña de ti en mi, de tus te amo, dueña de tus besos, de tus poros, de tus manos.
Perdí eso por lo que aposte fuerte y ahora estoy partida en dos, no puedo levantar murallas ni cruzar ríos. Siento frío, ven por mí, aquí, comete el mundo conmigo, apresame en la mazmorra de tu cabeza y nunca me liberes, si lo haces yo te esperaré como hago ahora, en mi tímpano sin derechos de autor.

Llueve el mundo a mi paso, yo me empapo de canciones tristes, de tu estela vacía.
Ahora soy la noche que habita en tu subsconsciente, déjame salir y seré crepúsculo, seré día. Te irradiare de mil besos.
Te colmare del universo, de mis noches a ciegas, de mi sonrisa de niña consumada por la derrota y con el fuego de mis venas.



A mi fantasma

Lo encontré.
A él, a mi fantasma en la canción del olvido.
Vi su vestigio y me atrapo de nuevo. Sus palabras cegadoras de tantas verdades por revivir, el sonido de una cuerda azul que lo separaba de mí y su eterno baile con su enemigo. Todo es vacío, sus memorias en la oscuridad me hablan en el papel amarillento escrito con su trazo, en su estante lleno de polvo.
Estoy sola... pero siempre vuelves, insondable, con la celebración que nunca más soñaremos.
-"Ahora sé que no hay nadie esperando al final de ese sinuoso y largo camino."- decías, teníamos un final, un destino prefijado por la noche confesable del dolor y de la interminable tristeza que sentías, que ahora siento, desde que comencé a dormir con mi sombra.
No puedo ver que esta es la realidad porque en mi vida no habrá nadie como tú.

Goodbye my lover - Bittersweetvenom


-"Te extraño más de lo que nunca sabré."- Ojala hubiera sido cierto.
https://www.youtube.com/watch?v=pUZeSYsU0Uk



Pase lo que pase

Siempre seré la astilla
clavada en tu sien,
cual herida tapada
y abierta a la vez.
Tus movimientos harán que se agite
y siempre saldré
como un fantasma inconcluso,
al que querrás ver.

Y tú serás la espina de mi jardín
mi rosa más amada,
mi flor más preciada,
pero te olvidaré
porque los años me acompañan
y la vida sigue,
impasible,
donde quiera que estés.

Moriremos, y
nos encontraremos en otra existencia
por amarnos demasiado,
por hacernos tanto daño,
por ser ese titulo imborrable,
pase lo que pase.


Caleidoscopio



Miro a través de mi caleidoscopio, miro a su infinito luminoso y colorido. Girar y girar.
Formas ampliadas con los sueños, sonidos que me envuelven al chocar, todo se desvirtúa de la realidad.
Formas que se entrelazan formando formas nuevas, sonidos que suenan cuando acarician los bordes, circulo causante del giro, de todo lo desvirtuado, vivido, soñado.
¡Girar y girar! ¡Sin pestañear!
Naranjas y azules, verdes y rojos, amarillos y violetas, un sinfín de mundos construidos que quisiera ver a la vez, pero que solo me dan posibilidad de dos matices y no suelen ser complementarios. Extremos intocables, formulados.

Caleidoscopio, tú mi fuerza, mi iniciativa, mi subsistencia. A ti que tanto debo el giro innegable de los acontecimientos, a ti que me muestras el camino hacia lo fantasioso, los anhelos.
Eres mi luna en un cielo oscuro con restos de cenizas, eres mi sol cuando se completa el día. Mi choque de placeres, mi visión más deseada.
Mi amado azul, querido morado.



Desecho


Mendigo de amor y cariño, de ilusiones, un vampiro. Usas como arte la mentira y la soberbia te domina.
Tienes el alma corrupta, demasiado rota, por eso siempre serás soledad.
El esfuerzo no radica en tu credo, ni el cambio, ni el avance. Ser estático es sinónimo de debilidad.
Incomprendido, olvidado, desafortunado son tus propias definiciones, tristes y desoladas, tú como culpable.
Los escombros te rodean, comienzan siendo bellos y terminan pudriéndose entre desidias, oliendo a descomposición de recuerdos hasta ser sepultados por unos nuevos. Nunca sustituirlos fue un dilema, tú sobrevives, es vital; tú te rodeas de nuevo y no te alcanza el abandono.
Pobres escombros, siempre creen ser únicos pero solo forman parte de tu plan maestro.
Los espejos se retuercen con tu imagen, el dolor se ha atesorado en tu vaina, la miseria forma parte de tu identidad y tus avilés ojos que un día titilaron, tienen el fondo más oscuro que el mismo ébano.
Maltrataste demasiadas almas. No muchos pueden vivir con eso pero tú sigues adelante, con tu plan maestro.

¡Que gran pena siento por ti! ¡Que lástima!
Crees ser un espécimen diferente, atormentado por ti mismo; realmente solo eres un ignorante de la felicidad.


Sean Mundy - Diluvio

"El hombre que ha de mendigar amor es el más miserable de todos los mendigos." Rabindranath Tagore.



"Clín, clín"

Conocí una vez un hombre de pelo blanco, de escaso tamaño, arrugas pronunciadas, ojos de halcón y sonrisa dulce. Su postura erguida y sus andares nerviosos dominaban la escena, sacando su mejor parte.
Pude ver cada día como visitaba la residencia donde su mujer se encontraba, siempre con palabras amables, con la derrota en sus piernas y con la fuerza de las personas que aman demasiado.
Impartía alegría por donde iba, saludaba todo el que se cruzaba en su camino y hablaba a los que no le entendían ni prestaban atención, como si pudieran. Ayudaba, invitaba y se convertía en el bálsamo para aquellos solitarios que buscaban una mera compañía entre la estampa desolada que acentuaba cada día ese lúgubre lugar.
Alguien así no pasa desapercibido.
Entre los residentes, había un invidente que permanecía pegado al pasamanos de uno de los pasillos. Sus ojos grises perdidos y su continua expresión acusada por el ceño fruncido, mostraban una vitalidad de escasos sentimientos gratos. El hombre de escaso tamaño se acercaba a él cada día y lo saludaba con un sonido característico, unas notas percutidas por su anillo en el dedo anular contra el frío metal del pasamanos. Los ojos grises al principio intentaban descubrir de quién se trataba hasta que asocio ese "Clín, clín" y respondía con otro "Clín, clín". Se creo un saludo especial.

Pasó el tiempo y el ser de arrugas pronunciadas se mudo a la residencia de su mujer. La tristeza atesorada en ese lugar pudo con su ánimo, destruyó su postura erguida y sus andares nerviosos. Sus ojos de halcón se fueron apagando y su sonrisa dulce se volvió amarga. La soledad lo dominaba aún habiendo estado tantos años conviviendo con ella, supongo que nunca llegas a acostumbrarte.
La enfermedad ocupo cada parte de su cuerpo, su salud fue envejeciendo con rapidez hasta que la cama se convirtió en su mejor amiga.
Muchos residentes preguntaban por él al igual que sus familiares, se había ganado un hueco en el corazón de muchos.
Su familia estuvo acompañándolo hasta el último de sus días. Su gravedad se iba acentuando pero no perdía su preocupación por los demás; recuerdo una tarde en la que entré a su habitación para llevarle la merienda y estaban sus nietas de visita, no dejaba de preguntarles si deseaban un helado o cualquier dulce, estaba a escasos amaneceres del final. Él siempre fue generoso.

El temido momento se iba acercando, esperábamos lo inevitable. El olor a enfermedad inundaba la estancia, el olor a sangre fluía por su respiración y su rostro mostraba resignación.
Estaba de guardia esa tarde, sentada delante del ordenador poniendo en orden las dietas de mis pacientes cuando llamaron por teléfono desde su habitación, me informó un familiar que estaba agonizando. Avisé a las auxiliares y nos dirigimos a su dormitorio. Cuando llegamos, encontramos a su hermano con la mirada pérdida en un mar de ausencias en la sala y dentro, al lado de su cama, su nieta agarraba su mano clavando los ojos en su semblante, derramando lágrimas y susurrándole de forma casi imperceptible que tuviera un buen viaje y que lo quería.
La apartamos para hacer las pruebas pertinentes y cerramos la puerta, no pudimos hacer nada, se había marchado.
Salimos de la habitación, encontramos a la familia desolada, me dirigí a su nieta y le dije que no había nada que hacer, ella me miro de forma vacía, coloque mi mano en su hombro como consuelo.
- No te preocupes, no se ha ido solo, tú estabas a su lado.
La joven asintió a modo de gracias.

Hace dos años que nos dijo adiós y hay veces que no logro olvidarle, ese sonido característico, ese "Clín, clín" sigue resonando en el pasillo pues el invidente sigue allí postrado y no lo olvida.



A la persona que más me ha consentido en el mundo.


Diamantes


Los diamantes son personas que se hacen tan básicas y tan importantes en nuestras vidas que parecen creadas únicamente para nosotros. Aparecen cada ochenta o noventa perlas... Mi último diamante en bruto se perdió no hace mucho.
Posiblemente ya no me recuerde con la misma intensidad, no me añore ni me necesite. Ahora solo pertenezco al pasado helado, desparramado y mancillado de errores. En cambio, él se evoca en mi memoria a su antojo y no puedo dejar de seguir sus pasos.
Las personas que perdemos y sabemos que no recuperaremos nos crean el deber de olvidar qué les pasa y les preocupa. La gente lo hace por sobrevivir... quizás yo no deseo sobrevivir de esa forma, aunque realmente no he tenido otra.


<<No puedo vivir sin ti
>>Sí que puedes
>>Sí, pero no quiero.>>

Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven
. Albert Espinosa.

Inmortalidad


Años de inmortalidad… arrebatando una vida tras otra.
Conocí el rostro de todas aquellas damas a las que obligué a vagar bajo cielos tormentosos. Drenando leguas de rubíes que fluían por sus venas, mientras moribundas desataban el rocío de sus lágrimas.
Ahora siento la nostalgia por volver a acariciar los cárdenos cabellos de una dama, que me apreso en la irrealidad como un espectro oculto en campanarios abandonados… pero la rosa de sus labios gotea ahora la sangre de otras épocas…

Durante siglos, he vivido con su recuerdo. Todavía siento fascinación por aquel rostro que ha marcado el resto de mi existencia.
“Helena”, y su nombre resuena en cada rincón de mi castillo, martilleando mi corazón helado. El lastimoso recuerdo de aquella doncella se encomienda en mi memoria hasta llevarme a los abismos más recónditos de la nostalgia…

Siglos atrás concebí su imagen, en la soledad de aquel paisaje lechoso que rodea mi castillo, donde la hojarasca y macilenta que cubría el suelo hacia vislumbrar su cuerpo, tiritando por el rumor del hielo.
Observe su figura, percibiendo que la muerte no estaba lejana y decidí convertirla en mi presa. Avance a una celeridad de vértigo y no pudo apreciar mi movimiento hasta que nuestro cuerpos se encontraron, frente a frente, separados por una brisa gélida y empapada. Nuestras miradas se encontraron, y la tierna inocencia de sus ojos hizo que perdiera el aliento.
    -  Hay que saber que la noche no es para los que no la merecen.
    -  Si estoy aquí, es porque sé que algún día, la noche querrá merecerme a mí
Antes de que el tiempo le diera aman de escapar la abrase, aparte su cabeza dulcemente para morderle el cuello y sentir como su corazón latente callaba, pero no tuve el suficiente valor, aunque sabia que ella lo deseaba tanto como yo.
Mi deseo me llevo a preservar su inocencia de la muerte para salvaguardar la belleza de su tedioso letargo. En la tranquilidad de una apacible estancia de mi castillo, ella dormía soberbia y hermosa mientras embaucaba mi mirada absorta en su rostro.
Ella, que debió ser  banquete para inmortales, durmió aquella noche junto a mi cuerpo helado, sumergida en las gélidas caricias de la mortandad.
Tras el crepúsculo, le ofrecí como hogar mi castillo y pasaron cientos de Lunas entre tétricas mascaradas y melodías siniestras que llenaron cada gala nocturna, bailando en las oscuras noches y rodeados por los bailarines de la corte esperpéntica.

… El recuerdo fue sustituido por la furia y la ingenuidad de mis anhelos. Contuve el deseo de destruir todo aquello que rodeaba mi inmunda estancia.

Helena supo de mi condena eterna y quiso ser participe de mi desdicha.
Desde antes de conocerme le abandonaron las ansias de vida y por esos parajes helados lo único que buscaba era que la muerte se hiciera cargo de ella.
No permitiría que mis instintivos deseos de darle la vida eterna cedieran ante sus súplicas y expulse a mi amada del castillo.
Un sollozo impotente evocaba mi desgracia, rememorando mi cólera y mi ira después de rechazar una funesta condenación con el ser que mas he amado.

Desde el momento que Helena se marchó, no había una sola noche que no evocara en mis sueños su regreso a mi castillo, para hilar bailes al son de la música mortuoria…
Nunca volví a ver a mi sílfide enigmática, mas las hechiceras encorvadas me aseguran que, buscó ser victima de inmortales como tanto había deseado en tiempos pasados. Su búsqueda le llevo hasta tierras rumanas, donde entregaba su espíritu al laberinto fúnebre de las tinieblas de un bosque de paisaje idílico.
En constante peregrinaje a través del bosque, observo como un joven vampiro de cabellos dorados y ojos pálidos, avanzaba hacia ella con porte majestuoso. Su piel azulada advertía que todavía sus venas no estaban alimentadas y Helena permaneció inmóvil, en pos de conseguir su anhelante inmortalidad.
El nomuerto calmo sus plañidos de vida, y en su culminante abrazo beso sus venas.
La sangre pasó a ser fuego y el fuego pasó a ser cambio.
Helena renació después de la muerte sintiendo que su corazón no palpitaba más y que su piel palidecía a espasmos gélidos…

Y desde entonces no hay duende que ose acercarse al bosque, ni tan siquiera la más hermosa ninfa. Por que la que antes era una bella dama, inocente y enigmática, ahora es la reina de las sombras. La lluvia que empapa las hojas y llena el aire del rumor a sangre. Una dama para las que no pasa el tiempo, una dama eterna, una dama oscura.


Basado en Favole, de Victoria Francés.
Año 2009.


El Meteoro


"Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido."

Luna Nueva, Stephenie Meyer. 


Piano

Tus teclas rozan el desafinado silencio de las noches perdidas
El tiempo las desgasto,
también las manos que te tocaron un día,
y la atmósfera ruinosa en la que te sumías.

Piano de cola, hermosura olvidada
tus negros y tus blancos, vestigios de esplendor
cautivas mi mirada cual pájaro cantarín
que bate sus alas a la vez que su melodía espanta
derrochando elegancia en su jaula acristalada

Sillín deshilachado, compañero de viaje
asiento del pianista
observador del exterior
conocedor del virtuosismo
conocedor de la torpeza
de majestuosas franjas rosadas y amarillentas

Ocupador de espacios vacíos en la estancia
cubierto entre sábanas te hallas
esperando que desempolven lo poco que queda de ti
esperando que te mimen,
que te interpreten.


Estrago


No soy quien crees. Siempre estuve en contra del universo y el mundo nunca me quiso. Siempre me hizo la existencia vacía, derrotista.
Rechazo. Has resonado en las paredes de mi cárcel tantas veces, queriéndome volver común, parte de la multitud, que hoy en día no cumples ningún papel importante.
Me río de vuestro cinismo y del mío, no sois libres, estáis atados a vuestros sentidos, yo me los voy a arrancar de cuajo. No existe un destino con señales, no existe más allá de lo que vemos.
Enfermos de las casualidades nos hallamos, de las circunstancias que nos miden el camino que llevamos ¿sólo hay uno? eso no es cierto, todos los caminos llevan a Roma. La verdadera pregunta es ¿dónde esta Roma?
Me odio a mi misma, no soporto mi debilidad, mi paciencia, mis nuevas oportunidades, todo lo que dí... solo logro arruinarme. No tengo salvavidas, ni otras opciones, voy a pelo por la vida.

Me desato en la inconsciencia de lo que digo, no busco belleza, no busco sentido, dejo fluir mi caos.




Mi Ave Fénix


Erase una vez dos extraños que se sentían diferentes, dos extraños tan parecidos que la vida misma los había juntado a pesar de su condición y de su edad.
Fuego y tierra, tan incompatibles y tan necesarios para que la vida resurja, el ying y el yang.
Dos mitades que cuando se unían, se volvían la bomba atómica capaz de arrasar el mundo en su plenitud. Apostaron por romper todo lo que se cerniese a su paso, de una forma u de otra, todo carecía de sentido porque iba tomando forma olvidada de prejuicios y sentimientos ajenos. En esa nube carente de empatía se encuentran con el universo, primer obstáculo, primer camino que bordear, pero hay algo inmutable que desaparece mostrando la locura que nace en el mismo cielo que reina sobre sus cabezas y aunque el resto de la atmósfera diga que no, ellos dirán que si, aunque se aprisionen sus almas en la monotonía hasta encontrar la salida.

Al final... solo quede yo, resurgiendo entre fuego escarlata. Tú decidiste quedarte en cenizas.






https://www.youtube.com/watch?v=rG4EO2dmhOU




El Conductor

Inmerso en un mundo sin Sol mira al frente mientras conduce un autobús cargado de pasajeros. Una sonrisa superficial recorre su rostro y un saludo cortés para cada transeúnte forman parte de su monotonía una vez más.
Liberado de los obstáculos del trafico a causa de su experiencia, sortea las calles con soltura y no distrae su atención de la carretera. Pero si fijas tu mirada en sus ojos sabrás que no es todo brillo lo que se encuentra, que las sombras son mayores que las luces y que esta desamparado entre el mar sin cruces.
Un halo de putrefacción recorre el cielo negro inundando los ánimos de tinieblas, entristeciendo con sus lágrimas la tierra donde se desbordan los ríos sinuosos.
Escasez de piel entre el gentío de una confrontación inevitable, causas sin motivo, destinos incomparables.
En el recuerdo no se siente culpable pero al salir de él, sus mejillas se encuentran amoratadas de puñetazos y se resienten de esos sombríos sucesos.

Detiene el autobús llegando al anden, resopla y se frota los ojos para desempañar al cansancio. Deja en blanco los pensamientos pero uno es insondable: ¿Qué le queda en la vida? dos hijos que no ve a causa de la separación con su ex-mujer, la pecera en la casa vacía y la indiscutible perdida de la ilusión por el amor.
Cada día ve rostros bonitos, jóvenes y sensuales, otros no tanto pero sin carecer del ultimo adjetivo y sonrisas alegres que llegan al alma, que te dan calor por segundos, que se pierden con su marcha.
Sin embargo, son momentos fugaces, momentos que no llegan a nada y que pueden compararse con el sexo sin amor. Placeres vacíos y abandonados que resuenan frialdad en cada latido.
Ha soñado con sentir refugio en unos brazos otra vez, con sentirse aceptado por alguien que sea capaz de amarlo, pero lo ve inútil, nadie en su sano juicio fijaría sus ojos en él. Un personaje sin futuro más allá de un volante, con sueños perdidos y con sentimientos derretidos como la cera de las velas, triste estampa para los distintos.

Termina la jornada sin imprevistos, llama a sus hijos como de costumbre pero no contestan al teléfono, otra más de esas noches llenas de ausencias equivocas.
Llega a casa, humedad y oscuridad recorren sus paredes. Comienza a encender las luces y nota la palpable soledad. Percibe el débil sonido del agua repicar, su acuario iluminado por colores y viveza; busca el bote de comida y esparce con mimo el alimento. Los tímidos peces se acercan a la superficie, comienzan a comer. En el fondo son lo único que tiene, lo único que le espera cada día al llegar a casa, para ellos él es el único motivo por el que sobreviven. Es cierto, tiene complejo de pez en un escaparate donde todos le observan pero no le tocan ni le hablan pues la barrera que le da la vida, ese cristal, también lo aísla. No sale, no quiere, se encierra en su pequeño mundo inconcluso con la tenue esperanza del brote redentor.

Continuará... algún día.


Puta ilusa


Soy la puta ilusa de siempre
Aquella que piensa que te arrepientes
Aquella que piensa que me entiendes

Quién espera más cada mañana
Quién se duerme sin ganas de nada

Ilusa te intento odiar,
Ilusa te quiero abandonar

Y vuelves y vuelves sin pena ni gloria
Y vuelves con palabras embaucadoras

Fantasma eres de mis pesadillas,
Fantasma entre mis sábanas de soberbia

¡Exorcisame de tu presencia!


Deforme

Odio la perfección.
Nunca tuve precisión, nunca supe cortar un inmenso filo en linea recta, ni siquiera escribir al derecho en un folio blanco. Soy de esas personas que prefiere los flecos, las curvas, salirme de la linea establecida a la hora de dibujar. Tengo las manos llenas de cortes a causa de mis imperfecciones, es divertido ver su cicatriz imperante.

Lo perfecto se torna calumnia y utopía, no existe. ¿No lo veis? Desde el principio de los tiempos el ser humano ha buscado la belleza, la bondad, el valor... todo acometido por el ideal de perfección. Los antónimos de estas palabras regalan visiones distintas, más ricas en formas y sin tantos arquetipos.
A mi que lo rocambolesco me apasiona, que lo distinto me enajena y que el atrevimiento corre por mis venas no dejo de buscar la autenticidad en mi día a día.

UNA MÁRTIR

En medio de frascos, telas sedosas,
y muebles voluptuosos,
de mármoles, pinturas, ropas perfumadas,
que arrastran los pliegues suntuosos,

en una alcoba tibia como en un invernadero,
donde el aire es peligroso y fatal,
dónde lánguidas flores en sus ataúdes de cristal
exhalan su suspiro postrero,

un cadáver sin cabeza derrama, como un río,
en la almohada empapada,
una sangre roja y viva, que la tela bebe
con la misma avidez que un prado.

Parecida a las tétricas visiones que engendra la oscuridad
y que nos encadenan los ojos,
la cabeza, con la masa de su crin sombreada,
y de sus joyas preciosas,
en la mesilla de noche, como una planta acuática,
reposa, y, vacía de pensamientos,
una mirada vaga y blanca como el crepúsculo
escapa de sus ojos extraviados.

En el lecho, el tronco desnudo, sin pudor,
en el más completo abandono, muestra
el secreto esplendor y la belleza fatal
que la naturaleza le donó.

Una media rosada, adornada con hilo de oro, en la pierna
ha quedado cual recuerdo.
La liga, al igual que un ojo secreto que llamea,
lanza una mirada diamantina.

El singular aspecto de esta soledad
y de un gran retrato voluptuoso,
de ojos provocativos como su actitud
revela un amor tenebroso,

una culpable alegría y fiestas extrañas,
llenas de besos infernales,
que regocijarán a los ángeles malos
nadando entre cortinas y chales.

Sin embargo, al ver la esbeltez elegante
del hombro y su trazo quebrado,
la cadera levemente afilada, y la cintura ágil
lo mismo que un reptil irritado, se advierte
que ella es joven aún. -Su alma exasperada
y sus sentidos mordidos por el tedio,
¿se habían entregado a la jauría enfurecida
de deseos errantes y perdidos?


El hombre vengativo al que no pudiste, viviendo,
a pesar de tanto amor, aplacar,
¿sació en tu carne, inerte y complaciente,
toda la inmensidad de su deseo?


¡Responde, cádaver impuro! ¿Por tus rígidas trenzas
te levantó con brazo febril?
Dime, cabeza horrible, ¿en tus fríos dientes
hay aún sus últimos adioses?


-Lejos del mundo burlón, lejos de la multitud impura,
lejos del magistrado curioso,
duerme en paz, duerme en paz, extraña criatura,
en tu sepulcro misterioso;
tu esposo corre el mundo, y tu forma inmortal
vela junto a él cuando duerme;
lo mismo que tú sin duda te será fiel
y constante hasta la muerte.

Charles Baudelaire, Las Flores del Mal, "Una mártir".

La mujer de vapor por Carlos Ruíz Zafón


Nunca se lo confesé a nadie, pero conseguí el piso de puro milagro. Laura, que tenía besar de tango, trabajaba de secretaria para el administrador de fincas del primero segunda. La conocí una noche de julio en que el cielo ardía de vapor y desesperación. Yo dormía a la intemperie, en un banco de la plaza, cuando me despertó el roce de unos labios. «¿Necesitas un sitio para quedarte?» Laura me condujo hasta el portal. El edificio era uno de esos mausoleos verticales que embrujan la ciudad vieja, un laberinto de gárgolas y remiendos sobre cuyo atrio se leía 1866. La seguí escaleras arriba, casi a tientas. A nuestro paso, el edificio crujía como los barcos viejos. Laura no me preguntó por nóminas ni referencias. Mejor, porque en la cárcel no te dan ni unas ni otras. El ático era del tamaño de mi celda, una estancia suspendida en la tundra de tejados. «Me lo quedo», dije. A decir verdad, después de tres años en prisión, había perdido el sentido del olfato, y lo de las voces que transpiraban por los muros no era novedad. Laura subía casi todas las noches. Su piel fría y su aliento de niebla eran lo único que no quemaba de aquel verano infernal. Al amanecer, Laura se perdía escaleras abajo, en silencio. Durante el día yo aprovechaba para dormitar. Los vecinos de la escalera tenían esa amabilidad mansa que confiere la miseria. Conté seis familias, todas con niños y viejos que olían a hollín y a tierra removida. Mi favorito era don Florián, que vivía justo debajo y pintaba muñecas por encargo. Pasé semanas sin salir del edificio. Las arañas trazaban arabescos en mi puerta. Doña Luisa, la del tercero, siempre me subía algo de comer. Don Florián me prestaba revistas viejas y me retaba a partidas de dominó. Los críos de la escalera me invitaban a jugar al escondite. Por primera vez en mi vida me sentía bienvenido, casi querido. A medianoche, Laura traía sus diecinueve años envueltos en seda blanca y se dejaba hacer como si fuera la última vez. La amaba hasta el alba, saciándome en su cuerpo de cuanto la vida me había robado. Luego yo soñaba en blanco y negro, como los perros y los malditos. Incluso a los despojos de la vida como yo se les concede un asomo de felicidad en este mundo. Aquel verano fue el mío. Cuando llegaron los del ayuntamiento a finales de agosto los tomé por policías. El ingeniero de derribos me dijo que él no tenía nada contra los okupas, pero que, sintiéndolo mucho, iban a dinamitar el edificio. «Debe de haber un error», dije. Todos los capítulos de mi vida empiezan con esa frase. Corrí escaleras abajo hasta el despacho del administrador de fincas para buscar a Laura. Cuanto había era una percha y medio palmo de polvo. Subí a casa de don Florián. Cincuenta muñecas sin ojos se pudrían en las tinieblas. Recorrí el edificio en busca de algún vecino. Pasillos de silencio se apilaban debajo de escombros. «Esta finca está clausurada desde 1939, joven —me informó el ingeniero—. La bomba que mató a los ocupantes dañó la estructura sin reme-dio.» Tuvimos unas palabras. Creo que lo empujé escaleras abajo. Esta vez, el juez se despachó a gusto. Los antiguos compañeros me habían guardado la litera: «Total, siempre vuelves.» Hernán, el de la biblioteca, me encontró el recorte con la noticia del bombardeo. En la foto, los cuerpos están alineados en cajas de pino, desfigurados por la metralla pero reconocibles. Un sudario de sangre se esparce sobre los adoquines. Laura viste de blanco, las manos sobre el pecho abierto. Han pasado ya dos años, pero en la cárcel se vive o se muere de recuerdos. Los guardias de la prisión se creen muy listos, pero ella sabe burlar los controles. A medianoche, sus labios me despiertan. Me trae recuerdos de don Florián y los demás. «Me querrás siempre, ¿verdad?», pregunta mi Laura. Y yo le digo que sí.

Carlos Ruíz Zafón. 


La personificación de la perfección



Podría escribir la mas bella historia de amor, sin embargo me limitare a escribir las más duras palabras que ahora mismo habitan en mí.
Cuando una persona es lo más importante de tu vida porque es el complemento imperfecto a tu persona... ¿Qué sientes? ¿Y cuando esa persona tiene poder para destruir todo lo que ha creado en tu vida? ¿Qué harías? Porque a mi no se me ocurre nada.


Él es mi verdad y mi mentira, mi querubín consumado por la belleza, la sencillez y juventud. Él es mi sangre y cada uno de los sentimientos consecuentes en mí ser. La personificación de la perfección. La religión que se esparce por mis fronteras, la única creencia en mí.
Con él puedo atravesar amaneceres y anocheceres, con él puedo llegar al fin del mundo si es preciso, con él puedo rozar la locura y la pasión más dulce y arrebatadora.

Pero se marchó… 



Año 2011.

Ojalá


Ojalá pudiera seguir contando historias
Ojalá mis historias tuvieran finales felices
Ojalá mis infiernos se tornaran paraísos
Ojalá viera más allá de lo preciso

Ojalá tu piel no me abandonase
Ojalá tu olor respirase
Ojalá formaras parte de mi precipicio
Ojalá sufrieras mi amor extinto

Ojalá mis versos fueran vagones
Ojalá viajáramos en ellos
Ojalá tuviera un destino forastero
Ojalá fuera invariable y perpetuo

Ojalá que fuera el rocío de tu mañana
Ojalá fuera la esponja para tus miedos
Ojalá destruyera todo con mis dedos
Ojalá encontrara mi cautivo gozo

Ojalá caminara de tu mano
Ojalá tu perfección se tornara artificiosa
Ojalá pudiera engañar a mis sentidos
Ojalá pudiera formar parte de tu lengua

Ojalá fuera una escritora jubilosa
Ojalá no saliera solo mierda por mi boca
Ojalá aborreciera a la melancolía
Ojalá mi alma fuera solo mía

Ojalá mi lucha por un imposible cesase
Ojalá volviera todo a su cauce
Ojalá los ojalá me abandonaran...


Volveré a escribir historias
Volverán a tener finales felices
Volveré a ver como me abandonas
y Volveré a pensar en volver a los ojala que tanto me diste.

Virgen


…Me encontraras allí donde la humedad se habré paso entre la piedra, donde el silencio más sepulcral anida, donde la luz se filtra por las ínfimas rendijas de las vidrieras y donde un altar se alza maestralmente con sus retablos barrocos y sus columnas salomónicas.

Esa es mi guarida, el suelo es mi lecho y los bisbiseos de los creyentes son mi música, los cuales escucho sin comprender el porqué de sus peticiones.

Yo soy aquella a la que rezan los seres animados, yo soy aquella a la que llaman virgen, yo soy aquella a la que piden y agradecen milagros cuando mi condición de estatua no me permite hacer nada por ellos.
Pobres infelices, pobres ilusos, no se dan cuenta que el ser al que adoran no es más que un trozo de piedra tallada, por el que los siglos pasan dejando huella en cada uno de mis relieves…


Año 2011.

Victoria Francés


"Erase una vez, más allá de los bosques, un lúgubre castillo que se alzaba imponente ante mis ojos...Aseguran los cuentos de hadas que, en su interior, la luz del sol no existe y que la tiniebla más densa acaricia los rostros deformes de los que nacen en soledad.
No hay duende que ose acercarse a contemplar la fortaleza, ni tan siquiera las más hermosas ninfas, que escapan aterrorizadas ante la imagen oscura de su silueta.
Sin embargo, yo nunca tuve miedo. Y cuando atravieso los bosques para observar sus altas almenas, algo embruja mis sentidos y quedo embriagada por los dulces perfumes que emanan de él, noche tras noche, canela, sándalo, miel...
Sin prestar atención a la armonía del país de las hadas, salí una noche en busca del enigma que todos temen. Y allí, entre los muros de la siniestra fortaleza, conocí el oscuro misterio... un castillo abandonado.
Aquella noche, corrí feliz a través de sus largos pasillos y besé cada una de sus antiguas armaduras. Encendí los candelabros que durante años permanecieron sin luz, y me enamore para siempre de la inocente soledad que allí se respiraba... de la expresión horrible de una gárgola, que no era más que el verdadero rostro del castillo. Una bestia que gritaba al exterior, tallada en la fría piedra, inmóvil y solitaria.
A la mañana siguiente, desperté convertida en aquella misma escultura monstruosa, unida a su piedra para siempre. Y muero de placer cada noche de tormenta, cuando siento fluir la lluvia sobre mi cuerpo pétreo.
Me enamoré de un castillo que todos evitaban por temor. De sus almenas rotas y ventanales puntiagudos, de sus gárgolas y portones monstruosos. Es tan hermoso sentir cómo sus muros me acarician los pechos y su frío penetra en mi cuerpo...
En un inmortal abrazo quedamos para siempre unidos en el estatismo de la piedra, y ahora él y yo somos un solo ser que irradia pasión tras el manto pétreo de una gárgola. Y sé que juntos formaremos una pareja de monstruos y que los demás, repudiaran nuestra unión. Pero ese desprecio no consigue más que duplicar el amor que sentimos el uno por el otro. Nuestras lagrimas son calientes como la sangre, no existen ángeles tan bellos como nosotros...

En el corazón de esta leyenda, los ángeles se enamoran de los demonios y los caballeros de los cuentos de hadas enloquecen por las princesas deformes.
Lejos de todo sufrimiento, la hojarasca danza al son del viento y trae consigo nuevos perfumes...
Oh, cuánta belleza palpita en lo desconocido..."

Victoria Francés.
Favole 2: Libérame.






Murria

Una bonita tarde de Mayo, con el sol imperante en el cielo, me encontraba montado en un autobús con destino a ninguna parte.
Tras 10 minutos corriendo por no perderlo, mi cuerpo se derrama exhausto en el asiento. El transporte se pone en marcha bajo mis pies y me paro a mirar a mis compañeros de travesía, ellos absortos en su mundo de mp3 y móviles solo miran por la ventana en búsqueda de su yo interno.
El conductor detiene la maquina en la siguiente parada. Una chica de pelo cobrizo y labios sonrojados esta sentada con rostro preocupado, sus manos cubren sus sienes fundiéndose en su piel blanquecina. Mi corazón comienza a latir a ritmo celérico y detiene sus ojos en mí. Su mirada sorprendida se junta con la mía y sus brazos se ciñen a su pecho, como si se abrazara a sí misma. Involuntariamente pego mi mano al cristal y le sonrío. La comisura de sus labios se arquea prendiendo una curiosa media luna.
Me acerco al cristal, el motor se empieza a poner en marcha mientras mil preguntas acechan por mi desconcertada mente.
Ella levanta su mano sin dejar de mirarme y el autobús continua su camino. Nos seguimos con la mirada aquel escaso segundo en el que la perdí, quizás perpetuamente.

En la vida suceden momentos mágicos, momentos inolvidables que te hacen reflexionar sobre quién eres. Quizás encontré aquello que tanto buscaba y lo perdí para siempre.



Prometedor de sueños


Desciendo del cielo en el que me tienes sumida. Solo veo sueños derretidos tras el cristal, mi vitrina es pequeña y quiero escapar.
Quiero mirar más allá pero mi mundo se ha revuelto y nose por donde empezar a ordenarlo, me has dejado sin aliento y sin habla, sin más objetivos que tú.
Luchar es el credo que adopte desde que apareciste, no dejarte escapar fue el primer mandamiento y el segundo, y el tercero...
El tiempo corre insondable cada vez más aprisa, creemos alcanzarnos una y otra vez pero el final no llega. Arriba y abajo, cuesta arriba y sin frenos así nos pasamos los días, superando obstáculos que nos destruyen.
La dificultad es tangible cada vez que deseo verte, sentir tu mano agarrando mi espalda y destrozándola en jirones sin tener compasión de mí, llena mi existencia. Quiero tu mirada posada en mis labios, volver lija los tuyos, romper tus esquemas prefijados y hacerte perder el juicio. Si el vacío llega, que me lleve contigo.
Tengo tanto que vivir contigo que no creo que los años sean suficientes. Tú guías mi estado de tinieblas, tú guías mi masoquismo, tú duermes en mi piel cada noche.

Soy tan distinta que no me reconocen, ni yo misma me reconozco. Mi fortaleza se ha fundido.















Para el inalcanzable, el prometedor de sueños, el loco... mi loco.


Divagaciones

Las olas de un río muerto ondean hacia la orilla de piedra. El viento las mece cual antojo y los patos que adivino en la espesura se balancean entre ellas, quizás nadan hacia tierra firme exhaustos de un día más que torna a su fin.
Un sol brilla entre los recortes de los árboles, pretende esconderse de todos, incluso de su compañera pero sabe que al siguiente día tendrá que salir, imperante, pues el destino lo quiso así. Él es tan egoísta y perfeccionista que no deja hacer a nuestro antojo, se siente gobernador del cosmos.
Las aguas oscuras parecen engendrar recuerdos y secretos que esconden al resto del mundo con ferviente empeño.
Puede ser... que yo paseara sobre este camino de hormigón hace mucho tiempo y puede ser que lo haga en el porvenir.
Dos golondrinas vuelan cerca de las aguas, su reflejo no es visible y una de ellas roza el agua con su vuelo. Pronto se levantan y se unen con dos recién llegadas ¿hacia donde se dirigirán? no esta en mi mano saberlo.