Al Niño Etéreo

Dante Gabriel Rosetti - Muerte de Beatrix


Me siento tan pequeña que se me clava el invierno en las costillas, aunque ya es primavera.

Las historias pasadas son gigantes que se alzan por las noches para perturbarnos el pensamiento, haciéndonos salir, buscando aquello que tanto nos pesa.
Te reconcomen el alma a bocados, el tiro al aire fue echado. El olvido ha inundado tus días pero cuando el recuerdo vuelve, te partes en mil pedazos.
Plantear, desmembrar, retozar y aniquilar, corre el tiempo, se engalana el viento, se diluyen los pasos, los momentos, el futuro prometido y te vuelves a sentir pequeño, fuera de tu cuerpo y en invierno.

Te sigo soñando por las noches aunque no te piense, el subconsciente me embadurna de olores familiares aunque más etereos cada vez. Al menos ya no veo tus ojos por los rincones, ni imagino tu forma al otro lado de mi cama, no te veo a menudo en cada cosa ni te espero cuándo llego a casa.

Los tesoros que anhelaba se esfumaron y qué más da, el río sigue su curso y el sol sale cada amanecer, tengo que ser gallo que canta en la mañana, nube recorriendo el mundo y estrella eclipsada por la luna, tengo que mirarte a los ojos y no sentir nada.

Si acaso, me estrellaré con la cabeza en el lomo pardo de los rinocerontes de cuernos rotos, retozando en los charcos... que sería de la aurora y del infierno mío, entumecido e inválido.

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